29 de marzo de 2011

Encerrado











Creía estar encerrado en una prisión bajo llave o ser víctima de un cruel laberinto. Las fuerzas le flaqueaban al mismo ritmo que descendía su ánimo. Creía que no había salida. Creía que ese era el fin. Y se limitó a rememorar aquellos momentos de alegría y de ilusión de los que había disfrutado hacía tiempo, mucho tiempo.

Por eso no se molestó en mirar a su alrededor. Ni escuchar. De haberlo hecho, hubiera visto, a su izquierda, junto a la planta que trepaba buscando algún haz de luz, la llave de su prisión y el mapa de su laberinto. De haberlo hecho, hubiera escuchado esa voz, su voz, con la que llevaba soñando durante tanto tiempo.

1 comentario:

Runru dijo...

A veces nos parece estar encerrados y no atendemos a razones... por eso es importante tener siempre cerca a alguien que nos mantenga cerca de la luz ;)