20 de junio de 2011

Desconexión










Tenía ganas de escapar, de huir de la rutina, de desconectar por unas horas de la realidad. Y no se le ocurrió nada mejor que subirse al coche, poner un cd de música y arrancar. Cuando llevaba casi una hora disfrutando de la carretera... de repente, lo vió. Escondido entre altas montañas y rodeado por aguas fluviales aparecía un rincón que poco tenía que envidiarle al mejor de los paraísos. Y no se lo pensó dos veces.
Al entrar... un albornoz y una manzana le dieron la bienvenida a una nueva experiencia. Apagó el móvil, dejó su maleta vacía en una esquina y se preparó para llenarla de recuerdos mágicos. A partir de ahí, paseos por la naturaleza y relax bajo el agua que convirtieron esos días en algo imposible de olvidar.

1 comentario:

Runru dijo...

Quién lo disfrutara ahora mismo... ahora y casi todos los días. Porque repetirlo significaría mucho más que disfrutarlo por primera vez.